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EL ESFUERZO DIARIO

Cuando hacemos un esfuerzo para superar un obstáculo y lo conseguimos, experimentamos una enorme satisfacción, unida a un bienestar interno y a una compensación que supone el aumento de todas nuestras fuerzas.

El trabajo cerebral que realizamos en las carreras profesionales para la que, como hemos dicho numerosas veces, es necesario alcanzar un considerable nivel de conocimientos, suscita menos repulsión por parte de los ociosos que el trabajo físico. Pero..."no hay nada que más moleste a los que trabajan que la presencia de los que no hacen nada". Cualquier esfuerzo contiene siempre una especie de aliciente deportivo si se lo enfoca como una actuación individual.

El hecho de cultivar nuestra capacidad para realizar cualquier tipo de esfuerzo, supone forjarse para un futuro el arma más preciosa para obtener todos los resultados en la vida social, profesional y privada. Es necesario llegar a adquirir esa capacidad.

Durante la existencia de toda persona surgen imprevistos, desconciertos, momentos en los que se nos plantea un problema y es necesario resolverlo. Pues bien, si no se quiere tropezar con serios inconvenientes, hay que saber dar solución a estas situaciones.

Cada persona reacciona de acuerdo con su temperamento: con agitación, con estupor o con violencia. Para reaccionar positivamente hay que reunir, un cierto método y con una cierta calma, todos los datos posibles sobre la situación que se nos plantea y reflexionar sobre ellos durante un tiempo, con la firme determinación de buscar y encontrar una solución.

El pensamiento deliberado, la individualidad consciente, la voluntad reflexiva, cuando no toman parte en el autocontrol, se debilitan y todo esto implica la perdida de la aptitud para el esfuerzo libre y juiciosamente concebido.

El individuo debe superar este estado de pasividad, a fin de que las resoluciones firmes cristalicen, las decisiones solidas se ejecuten y que las manifestaciones exteriores dejen de afectar a la vida interior. La única condición necesaria para mejorar la voluntad reside en una clara noción de la conveniencia de mejorar.

El principal obstáculo que se pueda encontrar para la mejora de la voluntad es el automatismo. Una ruptura con el automatismo, por poca que sea, abre el camino y libera el pensamiento.

Es necesario e imprescindible saber concentrarse. La concentración es la mejora de la capacidad de atención. Hay que saber escuchar y atender lo que nos dicen. Si logramos mejorar nuestra capacidad de atención, nos entregaremos a cualquier cometido sin descanso, sin distracción y con tenacidad. Ningún aspecto de nuestra vida puede llevarse a cabo como es debido si no aplicamos esta idea.

Recomendamos trazarse un programa y cumplirlo puntualmente, con un ritmo fijado de acuerdo con nuestro rendimiento normal de nuestros recursos, de nuestras facultades y de nuestras aptitudes. Esto supone evitar el agotamiento fruto del derroche y del trabajo precipitado.

Siempre hay que intentar adquirir una energía más intensa y orientar el empleo de esta energía a la adquisición de una capacidad de trabajo y de realización superior a la media. De estos dos factores obtendremos un tercero: la confianza y el apoyo de los demás.

El principal secreto de la mayoría de éxitos, modestos o importantes, es reemprender cada mañana la tarea en el punto donde se la dejó el día anterior, continuándola durante toda la jornada y aplicándonos a ella con gran entusiasmo. En el fondo lo que importa y estimula es la impresión de avanzar. La firmeza de que daremos prueba gobernando los actos que no dependan más que de nosotros, desarrollará nuestra seguridad. A sí nos sentiremos liberados del temor de no triunfar en aquello que deseamos realizar. El gusto por la acción prevalecerá sobre el miedo a fracasar. Todo esto da lugar a una modificación muy provechosa del atractivo, de la simpatía y de la autoridad que inspira uno a su alrededor.

TENDENCIA AL ESFUERZO

A continuación indicaremos algunas reglas que nos pueden ayudar a crear en nosotros la tendencia hacia un esfuerzo positivo y que nos ayudarán a triunfar:

Es preciso mantener una perfecta lucidez en cualquier circunstancia y sentirse cómodo en presencia de cualquiera, por muy importante que sea esa persona.

· Es necesario dominar las emociones que se llaman paralizantes como: el miedo, el nerviosismo.

· Todos necesitamos, cultivar nuestras aptitudes y adquirir una competencia y capacidad mayores en el campo de nuestras actuaciones. Para ello tendremos que realizar un esfuerzo y alcanzarlo.

· Existen provocaciones o incidentes que, en la mayoría de los casos, intentan desviarnos de los que tenemos que hacer en un momento preciso. Hagamos un esfuerzo para que no lo consigan. La experiencia que podemos tener no es sino un hábito de reaccionar de determinada forma ante las situaciones. El hábito es un método creado, que no es nada. El una condición fisico-automática. El buen método añadido al hábito es la garantía que tenemos que buscar para conseguir una segunda naturaleza, para poder labrarse una personalidad profesional.

A este método es necesario añadirle un esfuerzo, una actitud positiva, la de fijarse objetivos ambiciosos dentro de un marco de factibilidad y realismo y saber convertir cada fracaso en una provechosa lección para evitarlo en lo sucesivo.

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